lunes, 9 de enero de 2012

TEMA No. 32 ANÁLISIS LITERARIO DE OBRAS DEL PERÍODO DEL DESCUBRIMIENTO, LA CONQUISTA Y LA COLONIA

TEMA No. 32
ANÁLISIS LITERARIO DE OBRAS DEL PERÍODO DEL DESCUBRIMIENTO,
LA CONQUISTA Y LA COLONIA

INDICADOR DE LOGRO: Reconoce los elementos y las características formales en textos narrativos.

    Consideremos algunos fragmentos de textos de los principales documentos escritos en este período histórico:
Período del Descubrimiento
                         DIARIO DE COLÓN. LIBRO DE LA PRIMERA NAVEGACIÓN
                                                      Almirante Cristóbal Colón
                                                                  (Fragmento)

Jueves, 11 de octubre [12.10.1492]
“Puestos en tierra vieron árboles muy verdes, y aguas muchas y frutas de diversas maneras. El Almirante llamó a los dos capitanes y a los demás que saltaron en tierra, y a Rodrigo de Escobedo, escribano de toda la armada, y a Rodrigo Sánchez de Segovia, y dijo que le diesen por fe y testimonio como él por ante todos tomaba, como de hecho tomó, posesión de la dicha Isla por el Rey y por la Reina sus señores, haciendo las protestaciones que se requerían, como más largo se contiene en los testimonios que allí se hicieron por escrito. Luego se juntó allí mucha gente de la Isla. Esto que se sigue son palabras formales del Almirante, en su libro de su primera navegación y descubrimiento de estas Indias: "Yo (dice él), porque nos tuviesen mucha amistad, porque conocí que era gente que mejor se libraría y convertiría a Nuestra Santa Fe con Amor que no por fuerza, les di a algunos de ellos unos bonetes colorados y unas cuentas de vidrio que se ponían al pescuezo, y otras cosas muchas de poco valor, con que tuvieron mucho placer y quedaron tanto nuestros que era maravilla. Los cuales después venían a las barcas de los navíos a donde nos estábamos, nadando. Y nos traían papagayos y hilo de algodón en ovillos y azagayas y otras cosas muchas, y nos las trocaban por otras cosas que nos les dábamos, como cuenticillas de vidrio y cascabeles. En fin, todo tomaban y daban de aquello que tenían de buena voluntad. Mas me pareció que era gente muy pobre de todo. Ellos andan todos desnudos como su madre los parió, y también las mujeres, aunque no vide más de una harto moza. Y todos los que yo vi eran todos mancebos, que ninguno vide de edad de más de 30 años. Muy bien hechos, de muy hermosos cuerpos y muy buenas caras. Los cabellos gruesos casi como sedas de cola de caballos, y cortos. Los cabellos traen por encima de las cejas, salvo unos pocos detrás que traen largos, que jamás cortan. De ellos se pintan de prieto, y ellos son de la color de los canarios, ni negros ni blancos, y de ellos se pintan de blanco, y de ellos de colorado, y de ellos de lo que fallan. Y dellos se pintan las caras, y dellos todo el cuerpo, y de ellos solos los ojos, y de ellos solo la nariz. Ellos no traen armas ni las conocen, porque les mostré espadas y las tomaban por el filo, y se cortaban con ignorancia. No tienen algún hierro. Sus azagayas son unas varas sin hierro, y algunas de ellas tienen al cabo un diente de pece, y otras de otras cosas. Ellos todos a una mano son de buena estatura de grandeza y buenos gestos, bien hechos. Yo vi algunos que tenían señales de heridas en sus cuerpos, y les hize señas que era aquello, y ellos me mostraron como allí venían gente de otras islas que estaban cerca y los querían tomar y se defendían. Y yo creí y creo que aquí vienen de tierra firme a tomarlos por cautivos. Ellos deben ser buenos servidores y de buen ingenio, que veo que muy presto dicen todo lo que les decía. Y creo que ligeramente se harían cristianos, que me pareció que ninguna secta tenían. Yo, placiendo a Nuestro Señor, llevaré de aquí al tiempo de mi partida seis a Vuestra Alteza para que aprendan a hablar. Ninguna bestia de ninguna manera vi, salvo papagayos en esta Isla.” (Todas son palabras del Almirante.)

Período de la Conquista
                     BREVÍSIMA RELACIÓN DE LA DESTRUCCIÓN DE LAS INDIAS
                                         Fray Bartolomé de Las Casas (Fragmento)
DE LA ISLA ESPAÑOLA

“En la isla Española, que fue la primera, como dejimos, donde entraron cristianos e comenzaron los grandes estragos e perdiciones destas gentes e que primero destruyeron y despoblaron, comenzando los cristianos a tomar las mujeres e hijos a los indios para servirse e para usar mal dellos e comerles sus comidas que de sus sudores e trabajos salían, no contentándose con lo que los indios les daban de su grado, conforme a la facultad que cada uno tenía (que siempre es poca, porque no suelen tener más de lo que ordinariamente han menester e hacen con poco trabajo, e lo que basta para tres casas de a diez personas cada una para un mes, come un cristiano e destruye en un día) e otras muchas fuerzas e violencias e vejaciones que les hacían, comenzaron a entender los indios que aquellos hombres no debían de haber venido del cielo; y algunos escondían sus comidas; otros sus mujeres e hijos; otros huíanse a los montes por apartarse de gente de tan dura y terrible conversación. Los cristianos dábanles de bofetadas e puñadas y de palos, hasta poner las manos en los señores de los pueblos. E llegó esto a tanta temeridad y desvergüenza, que al mayor rey señor de toda la isla, un capitán cristiano le violó por fuerza su propia mujer.
De aquí comenzaron los indios a buscar maneras para echar los cristianos de sus tierras: pusiéronse en armas, que son harto flacas e de poca ofensión e resistencia y menos defensa (por lo cual todas sus guerras son poco más que acá juegos de cañas e aun de niños); los cristianos con sus caballos y espadas e lanzas comienzan a hacer matanzas e crueldades extrañas en ellos. Entraban en los pueblos, ni dejaban niños ni viejos, ni mujeres preñadas ni paridas que no desbarrigaban e hacían pedazos, como si dieran en unos corderos metidos en sus apriscos. Hacían apuestas sobre quién de una cuchillada abría el hombre por medio, o le cortaba la cabeza de un piquete o le descubría las entrañas. Tomaban las criaturas de las tetas de las madres, por las piernas, y daban de cabeza con ellas en las peñas. Otros, daban con ellas en ríos por las espaldas, riendo e burlando, e cayendo en el agua decían: bullís, cuerpo de tal; otras criaturas metían a espada con las madres juntamente, e todos cuantos delante de sí hallaban. Hacían unas horcas largas, que juntasen casi los pies a la tierra, e de trece en trece, a honor y reverencia de Nuestro Redemptor e de los doce apóstoles, poniéndoles leña e fuego, los quemaban vivos. Otros, ataban o liaban todo el cuerpo de paja seca, pegándoles fuego así los quemaban. Otros, y todos los que querían tomar a vida, cortábanles ambas manos y dellas llevaban colgando, y decíanles: «Andad con cartas», conviene a saber, lleva las nuevas a las gentes que estaban huidas por los montes. Comúnmente mataban a los señores y nobles desta manera: que hacían unas parrillas de varas sobre horquetas y atábanlos en ellas y poníanles por debajo fuego manso, para que poco a poco, dando alaridos en aquellos tormentos, desesperados, se les salían las ánimas.
Una vez vide que, teniendo en las parrillas quemándose cuatro o cinco principales y señores (y aun pienso que había dos o tres pares de parrillas donde quemaban otros), y porque daban muy grandes gritos y daban pena al capitán o le impedían el sueño, mandó que los ahogasen, y el alguacil, que era peor que verdugo que los quemaba (y sé cómo se llamaba y aun sus parientes conocí en Sevilla), no quiso ahogallos, antes les metió con sus manos palos en las bocas para que no sonasen y atizóles el fuego hasta que se asaron de espacio como él quería. Yo vide todas las cosas arriba dichas y muchas otras infinitas. Y porque toda la gente que huir podía se encerraba en los montes y subía a las sierras huyendo de hombres tan inhumanos, tan sin piedad y tan feroces bestias, extirpadores y capitales enemigos del linaje humano, enseñaron y amaestraron lebreles, perros bravísimos que en viendo un indio lo hacían pedazos en un credo, y mejor arremetían a él y lo comían que si fuera un puerco. Estos perros hicieron grandes estragos y carnecerías. Y porque algunas veces, raras y pocas, mataban los indios algunos cristianos con justa razón y santa justicia, hicieron ley entre sí, que por un cristiano que los indios matasen, habían los cristianos de matar cien indios.”

Período de la Colonia
                                                       COMENTARIOS REALES
                                                         Inca Garcilaso de la Vega
                                                                   (Fragmento)
CAPÍTULO I
SI HAY MUCHOS MUNDOS. TRATA DE LAS CINCO ZONAS

“Habiendo de tratar del Nuevo Mundo, o de la mejor y más principal parte suya, que son los reinos y provincias del imperio llamado Perú, de cuyas antiguallas y origen de su reyes pretendemos escribir, parece que fuera justo, conforme a la común costumbre de los escritores, tratar aquí al principio si el mundo es uno solo, o si hay muchos mundos, si es llano o redondo, y si también lo es el cielo redondo o llano. Si es habitable toda la tierra o no, más de las Zonas templadas: si hay paso de la una templada a la otra; si hay antípodas y cuáles son; de las cuales y otras cosas semejantes los antiguos filósofos muy larga y curiosamente trataron, y los modernos no dejan de platicar y escribir, siguiendo cada cual la opinión que más le agrada. Mas porque no es aqueste mi principal intento, ni las fuerzas de un indio pueden presumir tanto; y también porque la experiencia, después que se descubrió lo que llaman Nuevo Mundo, nos ha desengañado de la mayor parte de estas dudas, pasaremos brevemente por ellas por ir a otra parte, a cuyos términos finales temo no llegar; mas, confiado en la infinita misericordia, digo que a lo mejor se podrá afirmar que no hay más que un mundo, y aunque llamamos Mundo Viejo y Mundo Nuevo es por haberse descubierto éste nuevamente para nosotros, y no porque sean dos, sino todo uno. Y a los que todavía imaginaren que hay muchos mundos, no hay para qué responderles, sino que se estén en sus heréticas imaginaciones hasta que el infierno les desengañe dellas. Y a los que dudan, si hay alguno que lo dude, si es llano o redondo, se podrá satisfacer con el testimonio de los que han dado vuelta a todo él, o a la mayor parte, como los de la Nao Victoria, y otros que después acá le han rodeado. Y a lo del cielo, si también es llano o redondo, se podrá responder con las palabras del real profeta: Extendens coelum sicut pellem, en las cuales no quiso mostrar la forma y hechura de la obra, dando la una por ejemplo de la otra, diciendo: que extendiese el cielo así como la piel, esto es, cubriendo con el cielo este gran cuerpo de los cuatro elementos en redondo, así como cubriste con la piel en redondo el cuerpo del animal: no solamente lo principal dél; mas que afirman que de las cinco partes del mundo que llaman Zona no son habitables más de las dos templadas, y que la del medio, por su excesivo calor, y las dos de los cabos, por el demasiado frío son inhabitables, y que de la una Zona habitable no se puede pasar a la otra habitable, por el calor demasiado que hay en medio, puedo afirmar, demás de lo que todos saben, que yo nací en la Tórrida Zona, que es en el Cozco, y me crié en ella hasta los veinte años, y he estado en la otra Zona Templada, de la otra parte del Trópico de Capricornio, a la parte del Sur, en los últimos términos de los Charcas, que son los Chichas; y para venir a estotra templada de la parte del Norte, donde escribo esto, pasé por la Tórrida Zona y la atravesé toda, y estuve tres días naturales debajo de la línea equinoccial, donde dicen que pasa perpendicularmente, que es en el cabo de Pasau; por todo lo cual digo que es habitable la Tórrida también como las templadas. De las Zonas frías quisiera poder decir, por vista de ojos, como de las otras tres: remítome a los que saben dellas más que yo. A lo que dicen que por su mucha frialdad son inhabitables, osaré decir con los que tienen lo contrario que también son habitables como las demás; porque en buena consideración no es de imaginar, cuanto más de creer, que partes tan grandes del mundo las hiciese Dios inútiles, habiéndolo criado todo para que lo habitasen los hombres; y que se engañan los antiguos en lo que dicen de las Zonas frías, también como se engañaron en lo que dijeron de la Tórrida, que era inhabitable por su mucho calor. Antes se debe creer que el Señor, como padre sabio y poderoso, y la naturaleza como madre universal y piadosa, hubiesen remediado los inconvenientes de la frialdad con templanza de calor, como remediaron el demasiado calor de la Tórrida Zona con tantas nieves, fuentes, ríos y lagos como en el Perú se hallan, que la hacen templada de tanta variedad de temples; unas que declinan a calor, y a más calor, hasta llegar a regiones tan bajas, y por ende tan calientes, que por su mucho son casi inhabitables, como dijeron los antiguos della. Otras regiones que declinan a frío, y más frío, hasta subir a partes tan altas, que también llegan a ser inhabitables, por la mucha frialdad de la nieve perpetua que sobre sí tienen, en contra de lo que de esta Tórrida Zona los filósofos dijeron, que no imaginaron jamás que en ella pudiese haber nieve, habiéndola perpetua debajo de la misma línea equinoccial, sin menguar jamás, ni mucho, ni poco, a lo menos en la Cordillera grande, si no es en las faldas o puertos della. Y es de saber que en la Tórrida Zona, en lo que della alcanza el Perú, no consiste el calor ni el frío en distancia de regiones, ni en estar más lejos ni más cerca de la equinoccial, sino en estar más alto o más bajo en una misma región, y en muy poca distancia de tierra, como adelante se dirá más largo. Digo, pues, que a esta semejanza se puede creer que también las zonas frías están templadas y están habitables, como lo dicen muchos graves autores, aunque no por vista vista y experiencia, pero basta haberlo dado a entender asimismo Dios cuando crió al hombre y le dijo: "Creced y multiplicad, y henchid la tierra y sojuzgadla": por donde se ve que es habitable, porque si no lo fuera, ni se podría sojuzgar, ni llenar de habitaciones. Yo espero en su omnipotencia que a su tiempo descubrirá estos secretos (como descubrió el Nuevo Mundo) para mayor confusión y afrenta de los atrevidos que con sus filosofías naturales y entendimientos humanos quieren tasar la potencia y sabiduría de Dios, que no pueda hacer sus obras más de como ellos las imaginan, habiendo tanta disparidad de un saber al otro cuanta hay de los finito a lo infinito, etc.”

Actividades sugeridas:
1. Redacta resúmenes o síntesis sobre los textos estudiados en clase.

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